
EL CAMINO VERDADERO
¿COMO PUEDO ORAR Y RECIBIR RESPUESTAS DE DIOS?
Definitivamente, Dios responde las oraciones que están de acuerdo a su voluntad o propósitos. Por consiguiente, debemos tener en cuenta algunos principios para conocer la voluntad de Dios.
Primero debemos asegurarnos que lo que estamos pidiendo a Dios o considerando hacer, no sea algo que la Biblia condena.
Segundo, estar seguros que lo que estamos pidiendo o pensando hacer, va a glorificar a Dios y nos ayudará a crecer espiritualmente. Por eso es conveniente pedir siempre discernimiento, revelación o sabiduría a Dios

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.” (Santiago 1:5 al 7).
Si estos principios se cumplen en tu oración y sin embargo Dios todavía no te ha concedido lo que le estás pidiendo, entonces debes tener en cuenta estos factores:
No estoy pidiendo al Padre en el nombre de Jesucristo: “
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” (Juan 14:13)
No estoy seguro si lo que pido es conveniente para mí:
En ese caso persevera pidiendo dirección a Dios como ya lo mencionamos.
No estoy pidiendo con Fe:
Cuando nosotros pedimos algo, debemos creer que por la gracia de Dios lo estamos recibiendo o lo hemos recibido. “Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán.” (Marcos 11:24)
Creer con el corazón no significa creer sólo en nuestra mente porque la fe no es mentalismo .
La fe que la Biblia enseña es la fe que nace en el corazón regenerado por la obra del Espíritu Santo, por lo tanto debemos:
-
Creer con nuestros pensamientos, teniendo seguridad que lo recibiremos y no estar preguntándonos a cada rato cómo Dios nos dará lo que pedimos porque nos traerá dudas. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.” (Hebreos 11:1). La fe es la certeza basada en las promesas de Dios que nosotros ya conocemos.
-
Creer con nuestras emociones, descansando en la provisión del Señor y no estando ansiosos o afanosos. Debemos experimentar paz y gozo por la respuesta que el Señor nos dará. ¿Cómo puede un hombre decir que cree que Dios está obrando en alguna área de su vida y andar sin paz por la misma? Este tema también se relaciona con la perseverancia que tocaremos en el próximo punto. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”(Filipenses 4:6 y 7)
-
Creer con nuestra voluntad, haciendo lo que el Señor nos va mostrando a medida que pasa el tiempo para tener la bendición que estamos pidiendo. Si estoy pidiendo un trabajo, pero me levanto tarde a buscar uno o no lo busco, mi acción no corresponde a mi oración.
No estoy siendo paciente y perseverante en la oración:
Ora persistentemente (Lucas 18:1 al 8; 1 Tesalonicenses 5:17). Debemos perseverar en la oración y no renunciar ni desanimarnos aunque no hayamos recibido una respuesta inmediata. También suele ser conveniente ayunar conjuntamente, según la capacidad de cada persona. Debemos perseverar en oración y más cuando se trata de un tema delicado o grave, esto también trae como resultado la paz de Dios en nuestros corazones. Si no hay paz es posible que nos falte prevalecer en la oración. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (Mateo 7:7 y 8)
No estoy orando con la motivación correcta:
Los motivos egoístas no serán bendecidos por Dios. “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:3)
Hay rencor en tu corazón:
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas. (Marcos 11:24 al 26).
Tal vez necesites un compañero de oración:
“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Dios también espera que tengamos comunión con otros creyentes en nuestras oraciones.
Quizás aunque sea bueno lo que buscas hacer, Dios no quiere que lo hagas sino que ha designado a otra persona para ello, o sencillamente no quiere eso para tí.
Oraciones que podemos estar seguros que son de acuerdo a la voluntad de Dios:
Por todos los motivos que salen en el Padre nuestro que nos enseño el Señor
Para que el Señor nos llene (controle y guíe) a través de su Espíritu Santo (Efe 5.18)
Para que Dios perdone a nuestros enemigos y los convierta (Mateo 5:44)
Para que Dios levante personas llenas de su Espíritu para su obra en la tierra (Lucas 10:2)
Para que no entremos en tentación y nos libre de todo mal o del maligno (Mateo 26:41)
Por quienes proclaman las buenas nuevas en el mundo (Colosenses 4:3; 2 Tesalonicenses 3:1)
Para aliviar la aflicción (Santiago 5:13)
Por la salud de hermanos creyentes (Santiago 5:16)
La iglesia en el tiempo de los Apóstoles oraba por denuedo y poder para testificar (Hechos 4:29 al 30)
Por nuestra salvación y la salvación de otras personas (2 Pedro 3:9)
Orar dando gracias (Colosenses 4:2; Filipenses 4:6 al 7)
También no nos debemos olvidar de que el Espíritu de Dios intercede por nosotros: “Y de igual manera El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:26 al 27). ¡Qué maravillosa verdad!
También podemos pedirle al Señor que su Espíritu nos dé el deseo, las fuerzas, la perseverancia y las condiciones necesarias para orar.
Espero que este estudio te ayude, y que Dios te colme de bendiciones.