
EL CAMINO VERDADERO
¿QUIEN ES EL DIABLO?
3) No hay que temer al diablo
No hay por qué temerle si nuestras vidas están rendidas al Señor. Esto no significa que ya se puede bajar la guardia, o que está bien andar descuidadamente. Lo que significa es que el Señor puede guardarnos de los deseos y planes malignos que el diablo tiene para nuestras vidas.
La gente experimenta varias clases de temores: temor a la oscuridad, de morir, del diablo, etc. Pero para el hijo de Dios las cosas no son necesariamente así.
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abbá, Padre!" (Romanos 8:14-15).
Otro temor, pero no como los anteriores, es el temor de Dios. Temer a Dios quiere decir reverenciarlo. Nos damos cuenta de Su poder y de Su amor, y queremos obedecerlo. Este temor es propio de un hijo de Dios.
El rey David decía: "Dios es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Dios es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?" (Salmo 27:1). Cuando amamos a Dios, no tenemos más la clase vieja de temor. En lugar de eso, Dios nos da una nueva clase de temor, que nos hace obedecerlo y confiar en El.